miércoles, 2 de abril de 2014

Diez cualidades de la agricultura familiar

Diez cualidades de la agricultura familiar

Incluso en el Año Internacional de la Agricultura Familiar hay confusión sobre ella: ¿qué es en realidad?, ¿qué es lo que lo que la hace única? y ¿qué la distingue del agronegocio familiar?.

La confusión tiende a ser mayor en los lugares donde la modernización de la agricultura ha alejado a la sociedad del agro. Por eso, en el inicio del Año Internacional de la Agricultura Familiar, la Red Agriculturas considera importante contribuir a esclarecer los conceptos alrededor de esta forma de producción. Jan Douwe van der Ploeg nos adentra en el mundo de la agricultura familiar, que se considera “tanto arcaica y anárquica, como atractiva y seductora”.

Las familias agricultoras producen el 70% de los alimentos a nivel mundial. Alessandra Benedetti (FAO)
Las familias agricultoras producen el 70% de los alimentos a nivel mundial. Alessandra Benedetti (FAO)
¿Qué es la agricultura familiar?

La agricultura familiar es uno de esos fenómenos que las sociedades occidentales encuentran cada vez más difíciles de entender. Esto se debe a muchas razones. Una de ellas es que la agricultura familiar está en contradicción con la lógica burocrática, los protocolos formalizados y la lógica industrial que dominan cada vez más nuestras sociedades. Esto hace que la agricultura familiar se vea a la vez como arcaica y anárquica, mientras que al mismo tiempo emerge como algo atractivo y seductor.
La agricultura familiar es también difícil de captar y comprender ya que es, en esencia, un fenómeno complejo, multiestratos y multidimensional. Más adelante identifico diez cualidades de la agricultura familiar, las cuales, en cada situación singular, no siempre se encuentran al mismo tiempo.

Lo más importante para recordar es que la realidad de la agricultura familiar es mucho más rica que los dos aspectos individuales que se usan más comúnmente para describirla: que la familia es propietaria de la finca y que el trabajo es realizado por los miembros de la familia. La agricultura familiar no se define solo por el tamaño de la finca, como cuando hablamos de la agricultura en pequeña escala, sino más por la forma en que la gente cultiva y vive. Esta es la razón por la cual la agricultura familiar es una forma de vida.

Un balance de la finca y la familia


Miremos más de cerca las diez cualidades. En efecto, la familia campesina controla los principales recursos (1) que se utilizan en la finca. Esto incluye la tierra pero también a los animales, los cultivos, el material genético, la casa, las construcciones, la maquinaria y, en un sentido más general, el conocimiento (know-how) que especifica cómo combinar y utilizar todos estos recursos. El acceso a redes y a mercados, así como la copropiedad de cooperativas, representan igualmente importantes recursos.
Los agricultores familiares utilizan estos recursos no para obtener utilidades sino para ganarse la vida, para obtener un ingreso que les proporcione una vida digna y, si es posible, les permita invertir para desarrollar más la finca.
Esto se aplica incluso si la finca utiliza maquinaria costosa o sistemas de riego y terrazas que los propios agricultores han construido. Entonces, efectivamente la finca familiar es el lugar donde la familia proporciona la mayor parte de la fuerza de trabajo (2). Esto hace a la finca un lugar de autoempleo y de progreso para la familia. Es a través de su dedicación, pasión y trabajo duro que la finca se desarrolla más y el sustento de la familia se mejora.

Las múltiples necesidades de la familia son satisfechas por la finca, mientras que la familia proporciona las posibilidades, los medios y también los límites de la finca. Este nexo entre la familia y la finca (3) está en el centro de muchas de las decisiones sobre su desarrollo. Cada finca en particular tiene sus propios balances específicos, por ejemplo, entre las bocas que hay que alimentar y los brazos con que se cuenta para hacer el trabajo. Estos balances atan a la familia con la finca y hacen a cada finca familiar una constelación única.

Uniendo pasado, presente y futuro

Pero hay algo más que la propiedad y el trabajo. Las explotaciones familiares proporcionan a la familia de agricultores una parte –o la totalidad– de sus ingresos y alimentos (4). Tener control sobre la calidad de los

alimentos de producción propia –y estar seguro de que no está contaminada– es cada vez más importante para los agricultores de todo el mundo. Sin embargo, la finca familiar no es solo un lugar de producción (5). Es el hogar de la familia campesina. Es el lugar al que pertenecen, tanto como es el lugar que les da cobijo. Es el lugar donde la familia vive y donde los niños crecen.

La agricultura familiar es parte de un flujo que une pasado, presente y futuro (6). Esto significa que cada finca tiene una historia, que está llena de recuerdos. También significa que los padres están trabajando para sus hijos. Ellos quieren dar a la generación siguiente un punto de partida sólido dentro o fuera de la agricultura. Y puesto que la finca es el resultado del trabajo y la dedicación de esta generación y las anteriores, a menudo existe orgullo. Pero también ira cuando otros tratan de dañar o incluso destruir la finca construida conjuntamente.

La finca familiar es el lugar donde se acumula la experiencia (7) y donde tiene lugar el aprendizaje y entrega del conocimiento a la siguiente generación de una manera sutil pero fuerte. A menudo la finca familiar es un nodo en redes más amplias que hacen circular las nuevas ideas, prácticas, semillas, etc.

Atado a su entorno

La finca familiar no es solo una empresa económica que se centra principal o únicamente en las utilidades, sino un lugar donde la continuidad y la cultura son importantes. La familia campesina agricultora es parte de una comunidad rural más amplia y, a veces, es parte de redes que se extienden en las ciudades. Como tal, la finca familiar es un lugar donde se crea y se preserva la cultura (8), por lo que se puede considerar como patrimonio cultural.
La familia y la finca también son parte de la economía rural general (9); están vinculadas a la localidad y llevan los códigos culturales de la comunidad local. Por lo tanto, las familias agricultoras pueden fortalecer la economía rural local: es donde compran, gastan y participan en otras actividades.

Del mismo modo, la finca familiar es parte de un paisaje rural más amplio (10). Puede trabajar con la naturaleza y no contra ella, usando los procesos y balances ecológicos en lugar de interrumpirlos, preservando la belleza de los paisajes. Cuando la agricultura familiar trabaja con la naturaleza también contribuye a la conservación de la biodiversidad y a la lucha contra el calentamiento global.

Libertad y autonomía

Bas, Henk y Corneel van Rijn; quinta y sexta generaciones de agricultores en los Países Bajos. www.boerderijbuitenverwatching.nl
Bas, Henk y Corneel van Rijn; quinta y sexta generaciones de agricultores en los Países Bajos. www.boerderijbuitenverwatching.nl
La finca familiar es una institución atractiva ya que permite una autonomía relativa. Encarna una “doble libertad”: la libertad de la explotación externa directa y la libertad para hacer las cosas a su manera. A través de esto, el trabajo implica una interacción permanente con la naturaleza viva; una característica a la que los actores involucrados tienen gran aprecio. La agricultura familiar representa la unidad directa del trabajo manual y mental, del trabajo y de la vida, y de la producción y el desarrollo. Es una institución que puede seguir produciendo en un entorno capitalista adverso, al igual que las bacterias anaeróbicas son capaces de sobrevivir en un entorno sin oxígeno (he obtenido esta bonita metáfora del trabajo de Raúl Paz, de Argentina).

¿Por qué es importante?

La agricultura familiar conlleva la promesa de crear prácticas agrícolas que son altamente productivas, sostenibles, receptivas, flexibles, innovadoras y dinámicas. Teniendo en cuenta todas estas características, la agricultura familiar puede contribuir significativamente a la seguridad y la soberanía alimentarias. En una variedad de formas puede fortalecer el desarrollo económico, creando empleos y generando ingresos.

Ofrece una gran parte de los puestos de trabajo que pueden contribuir considerablemente a la emancipación de los grupos oprimidos de la sociedad. La agricultura familiar también puede contribuir al mantenimiento de bellos paisajes y de la biodiversidad.

Las amenazas externas

Sin embargo, puede ser imposible que todas estas promesas se cumplan efectivamente. Este es el caso sobre todo hoy, cuando la agricultura familiar es exprimida y empobrecida hasta la extenuación. Cuando los precios son bajos, los costos son altos y la volatilidad excluye cualquier posibilidad de planificar a largo plazo; cuando el acceso a los mercados se bloquea cada vez más y las políticas agrarias descuidan a los agricultores familiares, y cuando la tierra y el agua se acaparan por grandes grupos de capital; sí, en estas circunstancias vemos que resulta imposible para los agricultores familiares hacer contribuciones positivas a la sociedad. Es por eso que ahora hemos terminado en la dramática situación de que las tierras de los agricultores familiares se dejan ociosas, sin cultivar. O, para usar un indicador macro: hoy, el 70% de los pobres del mundo son población rural.

Las amenazas internas

Hay amenazas internas. Hoy en día está de moda hablar de “la necesidad de hacer que la agricultura familiar sea más un negocio”. Debe orientarse “hacia la obtención de beneficios”. Algunos incluso argumentan que esta sería la única manera de “mantener a los jóvenes en la agricultura”. En resumen: la agricultura familiar debe ser menos “campesina” y más “empresarial”. Según este punto de vista, la agricultura familiar en los países del Sur debe estar sujeta a un proceso de modernización similar al que ocurrió en los del Norte. De hecho, parte de la agricultura europea ha cambiado hacia la agricultura empresarial. Esto convierte a la finca familiar en una mera proveedora de mano de obra, olvidándose de todas las demás características mencionadas anteriormente. Formalmente estas explotaciones empresariales siguen siendo  agricultura familiar, pero sustancialmente son muy diferentes. Una diferencia importante es que las fincas familiares “reales” crecen y se desarrollan sobre todo a través de la gestión inteligente de los recursos naturales, económicos y humanos, así como a través del aprendizaje intergeneracional. Las fincas empresariales especialmente crecen a través de hacerse cargo de otras explotaciones familiares. Esta tendencia a entrar en trayectorias empresariales es una gran amenaza interna para la continuidad y el dominio de la agricultura familiar. Es algo que vemos en casi todas partes.

Recampesinización

Sin embargo, existen importantes tendencias contrarias. Muchas fincas familiares fortalecen su posición y sus ingresos, por ejemplo, siguiendo los principios agroecológicos y también mediante la participación en nuevas actividades; mediante la elaboración de nuevos productos y la prestación de nuevos servicios, a menudo distribuidos a través de nuevos mercados anidados. Analíticamente estas nuevas estrategias se definen como formas de recampesinización, es decir, vuelven a hacer una agricultura más campesina, pero al mismo tiempo fortalecen la finca familiar. La recampesinización equipara la defensa de la agricultura familiar con su fortalecimiento.

¿Qué se debe hacer?

La política puede ser, y es muy importante para el destino de la agricultura familiar. Aunque la agricultura familiar puede sobrevivir en condiciones muy adversas, las condiciones positivas pueden ayudar a la agricultura familiar a alcanzar su máximo potencial. Precisamente aquí reside la enorme responsabilidad de la política, es decir, de los aparatos del Estado, de los foros multinacionales –como la FAO, el FIDA y otras organizaciones de la ONU– pero también de los partidos políticos, los movimientos sociales y la sociedad civil en su conjunto.

Al asegurar los derechos y la inversión en infraestructura, investigación y extensión, educación, canales de comercialización, seguridad social, salud y muchos otros aspectos, pueden incentivarse las inversiones de los propios agricultores familiares. Recientemente, esto ha sido confirmado, una vez más, por el prestigioso Grupo de Alto Nivel de Expertos en Seguridad Alimentaria y Nutrición.

El fortalecimiento de las organizaciones y movimientos rurales es, igualmente, de suma importancia. Debemos tener en cuenta que los agricultores familiares, donde sea que se encuentren, están tratando de encontrar y desplegar nuevas respuestas a situaciones difíciles. Por lo tanto, la identificación de respuestas exitosas construidas a base de prácticas novedosas y su difusión a otros lugares y a otros agricultores familiares para articularlos en procesos de cambio fuertes, deben ser asuntos importantes de nuestra agenda. En pocas palabras: hay una gran cantidad de cosas que se deben hacer. La buena noticia es que cada paso, incluyendo cada pequeño paso, es útil.

Jan Douwe van der Ploeg
Profesor de Sociología Rural, Universidad de Wageningen, Países Bajos, y Universidad Agrícola de China, Beijing, China


FUENTE:
LEISA - revista de agroecología

Crean un mapa mundial de conflictos ecológicos

Crean un mapa mundial de conflictos ecológicos

 Jueves, 20 de marzo de 2014

Mapa global de conflictos ecológicos

Los puntos de colores indican diferentes tipos de conflictos relacionados con el medio ambiente.
Son miles, afectan a muchos países y están fundamentalmente generados por la creciente demanda de energía y recursos naturales.

De los casos que detalla el recién creado Atlas global de Justicia Ambiental, más de 300 son de América Latina.
Y además, los más perjudicados por estos conflictos que tienen que ver con el medio ambiente son los más desfavorecidos.

Esas son algunas de las conclusiones de esta plataforma interactiva, producto del trabajo de un equipo internacional de expertos coordinados por investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambiental de la Universidad Autónoma de Barcelona.

clic Vea el Atlas global de Justicia Ambiental

"El Atlas muestra cómo los conflictos ecológicos están aumentando en todo el mundo, por demandas de materiales y energía de la población mundial de clase media y alta”, comentó Joan Martínez Alier, director del proyecto europeo de organizaciones de justicia ambiental EJOLT (Environmental Justice Organizations, Liabilities and Trade) que hizo posible este mapa.

"Las comunidades que reciben el mayor impacto de los conflictos ecológicos son pobres, a menudo indígenas, y no tienen poder político para acceder a la justicia ambiental y a los sistemas de salud", señaló Alier.

Injusticias medioambientales

Detalle del mapa global de conflictos económicos

Con esta imagen satelital muestra el atlas la localización del caso de Monsanto en Argentina.
Creado con la colaboración de activistas y académicos, el inventario de casos medioambientales permite a los usuarios buscar y visualizar los conflictos por tipo de material (ya sea minerales, hidrocarburos, agua o desechos nucleares), compañías involucradas y países.

En América Latina, el mayor número de casos documentados por el atlas se distribuyen entre Colombia (72), Brasil (58), Ecuador (48), Argentina (32), Perú (31) y Chile (30).

El interesado puede, entonces, seleccionar uno de los puntos ubicados en el mapa y obtener información sobre, por ejemplo, el juicio que enfrentó la compañía productora de soja Monsanto en Argentina por el uso indebido de agroquímicos.

O sobre el caso de la marca Chiquita, distribuidora de plátanos, en Colombia.

El mapa detalla que grupos defensores de derechos humanos, medioambientales y laborales han denunciado a esta empresa por los problemas ambientales, sociales y de salud causados por la violación de derechos básicos de sus trabajadores y la financiación ilegal de grupos paramilitares.

Estos son sólo dos casos de los cientos de puntos que cubren la región: clasificados según su color, hay conflictos que tienen que ver con el agua, la minería, la deforestación o los residuos tóxicos.

Esperanza

Detalle del mapa de conflictos medioambientales

Se analizaron más de 300 casos de disputas medioambientales en América Latina.

La iniciativa, que contó con la participación de 23 universidades y organizaciones de justicia ambiental de 18 países, tiene varios objetivos, entre los que se encuentra el de hacer accesible la información y dar más visibilidad a estas disputas.

Sus creadores esperan que nuevas organizaciones civiles y expertos en áreas específicas contribuyan para ir cubriendo de puntos los espacios y regiones que aún están vacíos.

De momento, y aunque los miles de conflictos relevados no invitan al optimismo, sus responsables destacan las señales positivas.

"El mapa muestra tendencias preocupantes como la impunidad de las compañías que cometen delitos medioambientales o la persecución de los defensores ambientales, pero también inspira esperanza", dice Leah Temper, coordinadora del Atlas.

"Entre las muchas historias de destrucción ambiental y de represión política también se hallan casos de victorias en la justicia ambiental".

De hecho, precisa Temper, este es el caso del 17% de los conflictos analizados: se han ganado juicios legales, se ha logrado la cancelación de proyectos y se han conseguido la devolución de bienes a algunas comunidades.

El Atlas fue presentado este miércoles en Bruselas, en la Delegación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

FUENTE:
BBC Mundo

Bosque modelo de Puerto Rico, zona libre de transgénicos

Bosque modelo de Puerto Rico, zona libre de transgénicos

02/04/14 Por Carmelo Ruiz Marrero*
 
Alternativas ecológicamente sustentables y productivas las hay. La agroecología se perfila como alternativa viable y científicamente sólida no sólo para alimentar el mundo sino también para mejorar el nivel de vida de los agricultores. Sin embargo, hay agrónomos, académicos, agricultores convencionales y gente dentro y fuera de la práctica agrícola que insisten, rara vez presentando algún dato científico, que tal modalidad de producción agrícola nunca será una opción práctica para alimentar un mundo hambriento en el que la población continúa aumentando.

 
Ponencia ante la Comisión de Agricultura de la Cámara de Representantes de Puerto Rico, 25 de febrero 2014

Mi nombre es Carmelo Ruiz Marrero. Soy autor, periodista investigativo y educador ambiental, y dirijo el Proyecto de Bioseguridad de Puerto Rico, un colectivo fundado en 2004 dedicado a educar a la ciudadanía sobre los aspectos ecológicos, sociales, políticos, económicos, éticos y de salud humana de los organismos, cultivos, productos y alimentos genéticamente alterados o transgénicos, mediante charlas, conferencias, entrevistas de prensa, comunicados y una página web.

La propuesta de la organización Casa Pueblo denominada Bosque Modelo es un esperanzador rayo de luz, es una oportunidad de oro para realizar el sueño de un desarrollo verdaderamente sustentable, armonizando la ecología y la economía. Encontramos particularmente positivo que esta iniciativa busca implantar modelos de agricultura sustentable y ecológicamente sana y que sus terrenos serán zona libre de cultivos transgénicos.

También he leído con sumo interés acerca de las reservas que tiene la secretaria de agricultura, Myrna Comas, sobre cómo el Bosque Modelo podría afectar la actividad agrícola dentro de sus confines. Y con gran preocupación leí las palabras de Pedro Vivoni, presidente de Acción y Reforma Agraria (ARA), al efecto de que “la agricultura sostenible que se promueve en este proyecto es una de menor productividad, que resulta en un producto más caro para el consumidor y que no está de acuerdo con la consigna de esta administración de conseguir la seguridad alimentaria.” (1) El Sr. Vivoni y la organización que él preside figuran de manera prominente en el debate nacional en torno a los cultivos transgénicos. El año pasado Vivoni y ARA causaron un escándalo al pretender otorgarle un homenaje a la corporación de biotecnología Monsanto (2), la cual tiene sobre 2 mil acres sembrados de transgénicos en Puerto Rico (3).

Entiéndase por transgénico un organismo a cuyo código genético se le han insertado genes de otra especie mediante las técnicas de ingeniería genética. La ingeniería genética derriba barreras celulares para hacer combinaciones genéticas que nunca pudieron haberse dado en la naturaleza, y se usa en la agricultura y alimentos desde la década de los 90. Actualmente hay decenas de millones de hectáreas sembradas de cultivos transgénicos en el mundo, la gran mayoría de ellos en cuatro países: Estados Unidos, Canadá, Brasil y Argentina. Casi todos son de soya y maíz, y el resto es mayormente algodón y canola (colza). La supuesta equivalencia de esta tecnología con la crianza convencional tradicional practicada por milenios se basa en suposición y no en ciencia.

El propósito declarado de estas alteraciones genéticas es el introducir rasgos favorables a los cultivos. Los cultivos transgénicos actualmente existentes pretenden ofrecer soluciones a dos problemas primarios del agricultor: las malezas y las plagas. Pero, ¿Son realmente seguros estos cultivos y productos? ¿Brindan lo que le prometen al agricultor?

La mayoría de los cultivos transgénicos del mundo son de soya de Monsanto que ha sido alterada genéticamente para ser resistente al herbicida Roundup, producto de la misma Monsanto. A estos cultivos se les llama Roundup Ready. Esto quiere decir que alimentos derivados de cultivos Roundup Ready pueden tener dosis sustanciales de este herbicida. ¿Cuán seguro es? Citaré cuatro estudios publicados el año pasado (4):

Un estudio tailandés publicado en Food and Chemical Toxicology hecho con células humanas in vitro determinó que el glifosato, ingrediente activo de Roundup, induce el crecimiento de células cancerosas del seno. Otro estudio, realizado por científicos de la Universidad Federal de Santa Catarina en Brasil, encontró que dosis bajas de Roundup, de 36 partes por millón, en exposiciones tan breves como de 30 minutos, interfieren con las funciones reproductivas masculinas al causar muerte celular en los testículos de ratas de laboratorio, específicamente en las células sertoli, las cuales desempeñan un importante papel en la formación de células de esperma y por lo tanto en la fertilidad masculina.

Según un tercer estudio, publicado en la revista internacional interdisciplinaria Entropy, el glifosato puede suprimir las enzimas CYP, las cuales destoxifican sustancias foráneas en el cuerpo. Esto significa que el glifosato es capaz de incrementar los efectos de sustancias químicas dañinas presentes en el aire que respiramos, el agua que bebemos y los alimentos que ingerimos. Los autores plantean que el glifosato podría contribuir a numerosas condiciones y enfermedades como obesidad, depresión, déficit de atención, autismo, Alzheimer’s, Parkinson’s, Lou Gehrig’s, esclerosis múltiple, cáncer e infertilidad. Más preocupante es todo esto en vista del cuarto estudio al que hago referencia, realizado por el grupo ecologista Amigos de la Tierra, que detectó residuos de glifosato en el orín de 44% de sujetos humanos de 18 países europeos. Se debería realizar un estudio similar en la población puertorriqueña, ¿no creen ustedes?

Todo parece indicar que Suramérica se ha llevado la peor parte en esta agricultura transgénica tóxica. El pasado mes de mayo, 30 representantes de 12 organizaciones de sociedad civil se reunieron en Bogotá convocados por la Red por una América Latina Libre de Transgénicos para analizar la situación en relación a estos cultivos a 17 años de su introducción en la región. Declararon que:

A pesar de que los promotores de los cultivos transgénicos dijeron que éstos iban a disminuir el uso de plaguicidas, la realidad es lo opuesto. Ha habido un aumento exponencial en el uso de agrotóxicos en los países que han adoptado esta tecnología, y su aplicación está relacionada especialmente con los cultivos resistentes a herbicidas, lo que ha significado el sometimiento de la población a una condición sanitaria cercana al genocidio. En el Cono Sur, la soja resistente a glifosato cubre un área de 475.700 Km2; toda esta área es fumigada con un cóctel de agrotóxicos que incluye el glifosato, afectando a cerca de 10 millones de personas que viven en la zona de influencia de las fumigaciones asociadas a los cultivos transgénicos.

Esta avalancha tóxica ha provocado un aumento exponencial de enfermedades relacionadas con plaguicidas, como malformaciones genéticas, incremento de leucemia, linfomas, enfermedades autoinmunes, y daños irreparables en los ecosistemas. (5)

Recomiendo que se haga un estudio sobre los efectos que las siembras transgénicas en Juana Díaz, Santa Isabel y Salinas puedan estar teniendo sobre los trabajadores agrícolas y las comunidades próximas a estos cultivos.

El científico francés Gilles-Eric Seralini publicó el año pasado un estudio que él realizó con ratas sobre los efectos del Roundup y del maíz transgénico de Monsanto NK603, resistente a Roundup, el cual tuvo resultados preocupantes, incluyendo daños a los riñones e hígado de las ratas, y un aumento estadístico en la incidencia de cáncer, contradiciendo un estudio similar realizado por Monsanto en 2004. El estudio de Seralini ha sido objeto de una campaña bien orquestada de difamación y calumnias. La revista que lo publicó, Food and Chemical Toxicology recibió cartas airadas de científicos que cuestionaron la validez del estudio y hasta la ética del Sr. Seralini. Pero de las 13 cartas de protesta publicadas por FCT, 11 fueron escritas por individuos que tenían conflictos de interés no declarados, según la organización investigativa inglesa Spinwatch (6).

El pasado mes de noviembre, FCT retractó el estudio de Seralini, alegando que los hallzagos en éste eran “inconclusos”, provocando regocijo y celebración por parte de Monsanto y sus aliados, quienes anunciaron entonces que el estudio estaba desacreditado y que el asunto estaba cerrado. Pero al menos 128 científicos reconocidos en sus campos han firmado una declaración, disponible en la página web End Science Censorship punto org, en la cual declaran que la retracción es una verdadera barbaridad y una afrenta a la ciencia. Según la declaración, el retractar un estudio por ser “inconcluso” no tiene precedente y viola las normas de publicación científica, que es injustificable retractar un estudio completo porque contenga algunos hallazgos “inconclusos”, y que hallazgos conclusivos son una rareza en la ciencia (7).

Y la tecnología Roundup Ready, ¿Ha ayudado a combatir las malezas? ¿Se ha beneficiado el agricultor? La respuesta es llana y simple: No. El problema de las malezas se ha puesto peor como consecuencia directa de los cultivos transgénicos. A fines del año pasado la Union of Concerned Scientists publicó un informe titulado The Rise of Superweeds que dice que superyerbajos resistentes a Roundup ahora cubren sobre 60 millones de acres de terrenos agrícolas en Estados Unidos (8). Y esta resistencia creciente ha resultado en un mayor uso de herbicida, con peligrosas consecuencias para el ambiente y la salud pública. Según UCS en Estados Unidos se aplicaron 404 millones de libras de más insecticidas y herbicidas en 2012 de lo que se hubiera aplicado si no existieran los cultivos Roundup Ready.

Los voceros de la industria de biotecnología dicen y repiten que la tecnología transgénica es segura y que no existe debate científico sobre el asunto. Pero el pretendido consenso científico en pro de los transgénicos no es más que una mentira publicitaria. El año pasado la organización científica europea ENSSER emitió una declaración sobre el tema, estableciendo categóricamente, con referencias científicas, que NO existe consenso científico en torno a la inocuidad de los productos transgénicos. Citamos:

Como científicos, médicos, académicos y expertos en disciplinas relevantes para la evaluación de los aspectos científicos, legales, sociales y de seguridad de los organismos genéticamente modificados (OGMs), rechazamos enérgicamente las afirmaciones hechas por aquellos que desarrollan las semillas GM y algunos científicos, comentaristas y periodistas quienes concluyen la existencia de un “consenso científico” sobre la seguridad de los OGMs, y que el debate entorno a esta cuestión está “cerrado”. Consideramos que es apremiante desmentir dichas afirmaciones porque el pretendido consenso sobre la seguridad de los OGMs no existe. Afirmar lo contrario es engañoso y no representa de forma adecuada ni la evidencia científica actual ni la amplia diversidad de opiniones entre los científicos sobre esta materia. Además, estas declaraciones fomentan un clima de complacencia que puede llevar a una falta de rigor y de la cautela necesaria en el ámbito regulatorio y científico, potencialmente poniendo en peligro la salud de las personas, animales y el medio ambiente. (9)
Actualmente la declaración ha sido firmada por sobre 300 científicos reconocidos.

Todo esto es suficiente razón para apoyar el que el Bosque Modelo propuesto por Casa Pueblo sea zona libre de cultivos transgénicos. Pero hay más. La situación se complica porque los transgénicos son organismos vivos, y por lo tanto se reproducen y se mueven (10). El científico con doctorado que no entienda eso sólo tiene que preguntarle a cualquier jíbaro qué es lo que hace una semilla: germinar y multiplicarse. Desde hace doce años se ha documentado hasta la saciedad la presencia furtiva de maíz transgénico en la ruralía del sur de México, lugar que es la cuna ancestral de ese cultivo. Ahí se está proliferando y mezclándose agresivamente con las variedades criollas de los campesinos, con consecuencias inciertas para la ecología, la biodiversidad agrícola y la alimentación (11).

Pero ese no es el único caso. En 2006 el Departamento de Agricultura federal (USDA) anunció que el arroz transgénico experimental Liberty Link de la multinacional alemana Bayer estaba contaminando un par de variedades muy populares de grano largo en Estados Unidos. Bayer fue demandada por sembradores de arroz estadounidenses y por este fiasco acabó pagando $750 millones en compensaciones a agricultores arroceros (12). Otro resultado fue que ahora los países de la Unión Europea compran sólo una fracción del arroz que antes le compraban a Estados Unidos. A medida que el rechazo a los transgénicos se hace más generalizado en el mundo entero, Estados Unidos ha perdido grandes tajadas de sus mercados ultramarinos de grano, al no poder garantizar que estén libres de contaminación transgénica.

Es necesario señalar que no hay ni ha habido nunca arroz transgénico aprobado para consumo humano en ningún lugar del mundo. Las únicas siembras existentes son puramente experimentales, pero aún así acaba mezclado con el arroz para consumo humano, como demuestra el caso de Bayer. Tampoco hay ni ha habido trigo transgénico aprobado para venta, se sembró con propósitos experimentales en Estados Unidos de 1998 a 2005, y nunca fue aprobado para consumo. Pero el pasado mes de mayo el USDA anunció que encontró trigo transgénico resistente a glifosato en una finca en Oregon (13). ¿Cómo llegó ahí, si su siembra no había sido legal en los pasados 8 años? Se desconoce aún. Y por último, el Departamento de Agricultura del estado de Washington anunció el pasado mes de septiembre que la alfalfa Roundup Ready de Monsanto había contaminado cultivos de alfalfa no transgénicos (14). ¿Cuánto tiempo pasará antes de que ocurra un evento similar en Puerto Rico, un Chernobyl biológico que ponga en peligro nuestros mercados domésticos y de exportación y que pongan en jaque la credibilidad de nuestra agricultura?

Pero esperen, esto se pone mejor todavía. Todas las semillas transgénicas están patentadas, lo cual quiere decir que nunca se deben sembrar sin que se pague una regalía al dueño de la patente. Y prácticamente en todos los casos el dueño de la patente es una de seis compañías agroquímicas semilleras que constituyen un cartel que controla la biotecnología agrícola transgénica a nivel mundial, y que aspiran también a patentar y controlar las semillas no transgénicas. Esto significa que si uno es agricultor que no siembra transgénicos y su siembra es contaminada por transgénicos, ya sea por polen, dispersión de semillas o errores de inventario por parte de vendedores y distribuidores de semilla, entonces uno es el que tiene que pagar una compensación por “robo de patente”. Esto fue lo que le ocurrió al granjero canadiense Percy Schmeiser, cuya canola fue contaminada por una variedad Roundup Ready de Monsanto y perdió su caso en el Tribunal Supremo de su país, estableciendo así un precedente nefasto (15).

Los productos transgénicos son objeto de un rechazo cada vez más unánime y universal por todas partes del mundo. Para dar unos ejemplos: la siembra de maíz transgénico Mon 810 de Monsanto se prohíbe en Austria, Francia, Grecia, Hungría, Polonia y Rumania. En 2005 en Suiza la ciudadanía votó por una moratoria de 5 años a los cultivos transgénicos, y desde entonces el gobierno ha decidido extender esa moratoria (16). En Ecuador la constitución declara el país zona libre de transgénicos. Estos son sólo unos ejemplos.

Es por estas y muchas otras razones que debemos todos defender la designación del Bosque Modelo como zona libre de transgénicos.

Alternativas ecológicamente sustentables y productivas las hay. La agroecología se perfila como alternativa viable y científicamente sólida no sólo para alimentar el mundo sino también para mejorar el nivel de vida de los agricultores. Sin embargo, hay agrónomos, académicos, agricultores convencionales y gente dentro y fuera de la práctica agrícola que insisten, rara vez presentando algún dato científico, que tal modalidad de producción agrícola nunca será una opción práctica para alimentar un mundo hambriento en el que la población continúa aumentando.

El grueso de la objeción a la agroecología viene no de estudios científicos sino de anécdotas- a menudo de segunda mano- de quienes trataron de "sembrar orgánico" y no les funcionó. Parecen creer que es no más que una agricultura de vagos, de simplemente dejar de aplicar insumos y dejar que las plagas y malezas crezcan y se proliferen por la libre a ver qué pasa.

Pero tales concepciones son simplemente falta de información. La agroecología tiene sólidas bases científicas, metodológicas y técnicas, y se sirve de otras disciplinas como la ecología política, la economía ecológica y la etnoecología.

Según los agroecólogos Miguel Altieri y Víctor Toledo:

Las iniciativas agroecolo?gicas pretenden transformar los sistemas de produccio?n de la agroindustria a partir de la transicio?n de los sistemas alimentarios basados en el uso de combustibles fo?siles y dirigidos a la produccio?n de cultivos de agroexportacio?n y biocombustibles, hacia un paradigma alternativo que promueve la agricultura local y la produccio?n nacional de alimentos por campesinos y familias rurales y urbanas a partir de la innovacio?n, los recursos locales y la energi?a solar. (17)

Termino aquí mi presentación, y reitero mi apoyo a que el Bosque Modelo sea una zona libre de transgénicos y recurso para el desarrollo de la agroecología.

SOBRE EL BOSQUE MODELO: Ver aquí
Notas
* Director, Proyecto de Bioseguridad de Puerto Rico
1) http://noticel.com
2) http://bioseguridad.blogspot.com
3) http://www.monsanto.pr
4) http://www.biosafety-info.net
5) http://www.biodiversidadla.org
6) http://www.spinwatch.org
7) http://www.endsciencecensorship.org, http://bioseguridad.blogspot.com
8) http://bioseguridad.blogspot.com
9) http://www.biodiversidadla.org
10) http://bioseguridad.blogspot.com.
11) http://bioseguridad.blogspot.com, http://bioseguridad.blogspot.com
12) http://www.bloomberg.com
13) http://bioseguridad.blogspot.com
14) http://bioseguridad.blogspot.com
15) http://bioseguridad.blogspot.com
16) http://www.gmo-free-regions.org
17) Miguel Altieri y Víctor Toledo. “La Revolución Agroecológica en América Latina: rescatar la naturaleza, asegurar la soberanía alimentaria y empoderar al campesino” SOCLA, 2011.

 FUENTE:
http://www.biodiversidadla.org/

Los árboles aunque envejezcan no dejan de producir madera

Los árboles aunque envejezcan no dejan de producir madera

02/04/14 Por Bruno Geller

 
Sorprendente hallazgo: tras medir 673 mil árboles de más de 400 especies alrededor del mundo, un equipo de científicos (que incluye argentinos) descubrió que su tasa de acumulación de biomasa no sólo no desciende sino que aumenta con la edad.

Al contrario de lo que la mayoría de los científicos pensaba, un estudio internacional demostró que la gran mayoría de los árboles tienen tasas de acumulación de biomasa -principalmente madera- que aumentan con la edad y el tamaño. Este estudio, que acaba de publicar la influyente revista Nature, analizó el crecimiento de 673.046 árboles pertenecientes a 403 especies de zonas tropicales, subtropicales y templadas de todo el mundo.

 
El estudio liderado por Nathan Stephenson y Adrian Das, ecólogos del Servicio Geológico de Estados Unidos, cuestiona la común creencia de que cuando los organismos vivos envejecen, su crecimiento disminuye.

“La evidencia mostró que mientras un árbol viva, su crecimiento se verá incrementado con la edad”, explicó a la Agencia CyTA el doctor Ricardo Grau, profesor titular de Ecología del Paisaje de la Universidad Nacional de Tucuman (UNT), investigador independiente del CONICET y coordinador del estudio en Argentina. “Los árboles más jóvenes pueden crecer más rápido en una escala relativa (les lleva menos tiempo duplicar su tamaño) pero los individuos viejos incorporan más biomasa absoluta anualmente, principalmente en forma de madera”.

Anteriormente se suponía que el crecimiento de los árboles disminuía con la edad, en especial, porque la mayoría de los estudios sobre la productividad de plantas se desarrollaron a nivel de hoja o de bosques. El nuevo trabajo reveló lo contrario. “Es el primer estudio que analiza la productividad de los árboles individuales con la mayor muestra conocida, que incluye un elevado número de especies distribuidas en diferentes tipos de bosques y en diferentes partes del mundo”, destacó Cecilia Blundo, investigadora asistente y becaria del CONICET en el Instituto de Ecología Regional de la Facultad de Ciencias Naturales de la UNT.

Grau y Blundo, junto a Agustina y Lucio Malizia, de la Universidad Nacional de Jujuy, aportaron datos sobre 7 mil árboles pertenecientes a 32 especies de las yungas, los cuales son monitoreados en sistema de parcelas forestales permanentes establecidas desde el año 1991 en el noroeste de Argentina.

Un ejemplo, descrito en el trabajo, es el de una parcela de bosque maduro en el oeste de Estados Unidos. “Los individuos (árboles) de más de 100 centímetros de diámetro comprendieron sólo el 6 por ciento de los árboles, pero representaron el 33 por ciento del incremento en biomasa”, indicó Grau. “Los grandes árboles de las yungas, como el laurel del cerro y el horco molle no se apartan de esta regla: a mayor tamaño, mayor crecimiento”, agregó.

El estudio tiene implicaciones para el manejo de bosques en lo que se refiere a maximizar el rendimiento de la extracción de madera. “La investigación también podría ayudar a los científicos a desarrollar mejores modelos de cómo funcionan los bosques y su papel en la regulación del clima”, enfatizó Grau.

En el estudio también participaron científicos de Inglaterra, Australia, Panamá, Alemania, Colombia, República del Congo y China, entre otros países.

FUENTE:
Agencia CyTA-Instituto Leloir